A
la probabilidad de que ocurra un hecho adverso, con consecuencias financieras
negativas para tu empresa, se le conoce como riesgo financiero.
De
modo que toda inversión que realices
para mejorar o expandir tu negocio
conlleva un riesgo implícito.
Pero
no te preocupes, que el riesgo
financiero se puede mitigar cuando, con la ayuda de un auditor (contador especializado), evalúas la rentabilidad de la
inversión y utilizas herramientas para la gestión del riesgo financiero.
Pero
antes es bueno que conozcas cómo se
clasifican los riesgos financieros en tu empresa:
- Riesgos internos:
- Riego de crédito:
Se
produce cuando una de las partes de un contrato financiero no asume sus obligaciones
de pago, ocasionando en tu empresa problemas financieros internos como la falta
de liquidez y la posibilidad de que las cuentas por cobrar no puedan ser
recuperables.
- Riesgo de liquidez:
Ocurre cuando una de las partes de un contrato
financiero tiene activos, pero no cuenta con suficiente liquidez para cumplir
con sus obligaciones, causando en tu negocio la falta de liquidez, que es
cuando no puedes pagar deudas a corto plazo, ni vendiendo tus activos
corrientes.
- Riesgo de operación:
Se muestra cuando en tu organización ocurren
pérdidas financieras a causas de controles internos, tecnología e
insuficiencias de procesos que no fueron analizados ni verificados con
anterioridad.
- Riesgos externos:
- Riesgo de mercado:
Está
asociado a los mercados financieros. En él se diferencian:
- Riesgo
de cambio:
Aparece en la fluctuación del tipo de cambio de
una moneda ante otra, afectando, principalmente, a las inversiones de tu
compañía que impliquen un cambio de divisa.
- Riesgo de tasa de interés:
Es
la probabilidad de que los tipos de interés suban o bajen en un momento no
conveniente para tu empresa.
Si
quieres conocer más sobre el riesgo financiero, contáctame: (305) 926-9438 // medinaconsulting@gmail.com
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